Los tiempos que hoy vivimos nos han hecho cuestionar cómo será el futuro a mediano y largo plazo, cómo se reactivará la economía y cómo cambiarán las actividades laborales y profesionales en los distintos ámbitos de nuestro entorno.
Son muchas las dudas pero deben ser precisamente estas preguntas las que sirvan de guía para hacer lo propio, prepararse, capacitarse y buscar ser apto para bajar en la medida de lo posible la incertidumbre ante la áspera competitividad de la realidad laboral actual y futura.
El fin último es buscar que te vaya mejor y en el proceso de entender que conocimientos se necesitan para lograr este fin es válido preguntarse si habrá nuevas carreras y si es suficiente tener una carrera o se requiere una maestría o estudios más especializados, o cuáles cursos, diplomados, talleres o capacitaciones serán los necesarios, y más buscados y valorados por las organizaciones, pero también, cuáles de estos generan un valor agregado precisamente a esas organizaciones.
Seguramente estas y algunas otras preguntas estarán en mente de muchos de nuestros jóvenes, colaboradores o profesionales que en búsqueda de un futuro promisorio. Ellos se cuestionan lo que tienen que hacer para formar un perfil más robusto que los posicione y permita un mejor desarrollo para ellos.
Acorde a Valeria Álamo Borja y Uzziel Japhet Vega Cadena (2020), existe la necesidad de que los egresados de las IES (Instituciones de Educación Superior) no sólo tengan conocimientos.
Además en su paso por la universidad tienen que generar habilidades o competencias que faciliten su inserción en el mercado laboral, éste conocimiento permite que se incremente el impacto del profesional en las organizaciones a través de su desempeño; la educación, capacitación y formación crean así un círculo virtuoso entre organizaciones, universidades, egresados y sociedad.
En el Espacio Europeo de Educación Superior Cano (2008) se habla sobre la importancia de la formación de habilidades o competencias dentro de las universidades; estas habilidades desarrolladas y ratificadas por la Comunidad Europea (Rodrigues, Perarlta, & Nunes, 2011) confirman que la formación y educación se convierten así en una ventaja competitiva para los egresados universitarios al insertarse en el ámbito global laboral.
Complementando el círculo las organizaciones se ven entonces beneficiadas en el sentido de contratar personal mucho más calificado así como brindar capacitación continua en pro de mantener y desarrollar las habilidades de sus colaboradores para incrementar su efectividad y desempeño, la sociedad genera un desarrollo educativo, evoluciona y complementa su progreso social dando cierre así a un círculo virtuoso.
Más allá de los proyectos de formación con un plazo más extenso existe también la educación continua: Talleres, diplomados y cursos que promueven desarrollo en las organizaciones.
El costo para las organizaciones de no tener gente capacitada implica que por falta de ella, exista disminución de calidad brindada a sus clientes, por ello es necesario continuar con la capacitación y así inclusive promover acreditaciones y certificaciones que generan confianza hacia los productos o servicios que ofrecen las organizaciones, los profesionales y colaboradores deben saber hacer, resolver y actuar, ser competente y tener un dominio amplio en todas aquellas competencias que los clientes internos y externos exigen procurando tener teniendo comportamientos y hábitos que permita ir más allá de las necesidades de sus clientes, todo ello obtenido a través de la capacitación continua.
Las IES tienen la consigna de formar profesionales con un enfoque y grado de especialización alto y por supuesto un gran dominio de actitudes, habilidades o competencias que las universidades e instituciones formadores promueven dentro y fuera de las aulas.
Así los comportamientos se vuelven hábitos y fortalecen el dominio de habilidades requeridas en el ámbito laboral, la educación hoy día abre la visión del estudiante, desarrolla formas de pensar y actuar como líder que lo vuelvan lo suficientemente maduro para empoderarse y elegir cuando aplicar esas competencias o habilidades y la forma de hacerlo.
El profesional ocupado en capacitarse podrá gestionar y formar a sus pares y grupos de trabajo gracias también a esa capacitación y tener una conciencia clara de su situación elevando su domino de habilidades más allá del aula a través de una labor continua.
Cano, E. (2008): "La evaluación por competencias en la educación superior". Revista de currículum y formación de profesorado, 11.
Irigoyen, J. J., Jiménez, M. Y., & Acuña, K. F. (2011). Competencias y educación superior. Revista mexicana de investigación educativa, 16(48), 243-266.
Orozco, B. (2000). "De lo profesional a la formación en competencias: giros conceptuales en la noción de formación universitaria", en M. A. Valle. Formación en competencias y certificación profesional (pp. 105–139). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Rodrigues, P., Perarlta, M., & Nunes, C. (2011): "Avaliação das aprendizagens no ensino superior: percepção de estudantes do Instituto de Lisboa". Lisboa.
Valeria Álamo Borja y Uzziel Japhet Vega Cadena (2020): “Juegos de mesa como herramienta para practicar competencias transversales en apoyo a la tutoría”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (marzo 2020). En línea: https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/03/juegos-mesa-herramienta.html http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2003juegos-mesa-herramienta