El planteamiento de que la corrupción se puede erradicar mediante la educación y el fomento a los valores éticos y morales pareciera ser una utopía, al igual que el México “perfecto” de la Dra. Antaki.
Sin embargo, una vez escuché una frase que dice que lo que no evoluciona….involuciona. Así es que desde mi punto de vista o se termina la corrupción, o esta sociedad está destinada al fracaso y hacia la extinción, porque los niveles cada vez son más altos, el país está cada vez mas saqueado y la gente termina por hartarse de los sobornos, las extorsiones, los malos manejos y todo descontento termina en estallido social.
-Dr. Alejandro Pedroza
En este articulo se hace una reflexión acerca de cómo se podría disminuir y ¿por qué no? erradicar la corrupción en México.
El tema está inspirado en los capítulos centrales del libro de Ikram Antaki “El manual del ciudadano contemporáneo” donde la autora habla acerca de los valores y la educación en nuestro país.
Se seleccionó este tema porque si logramos inculcar a nuestros hijos los valores éticos y morales fundamentales como la honradez, la responsabilidad y el apoyo de la escuela como pilar impulsor de estos valores y esta visión de convivir en sociedad haciendo las cosas y logrando metas sin trampas y sin pasar por sobre los demás, se estarán dando pasos agigantados hacia el objetivo que se plantea.
Ikram Antaki
Aparece una semblanza de esta ejemplar mujer en el portal Pórtico Luna que es un proyecto de comunicación digital de la Asociación Cultural Pórtico Luna (Luna, 2013) en donde se menciona que Ikram Antaki -quien nació en Damasco en 1913- comentaba que solo hay una cosa peor que ser musulmán y ésta es ser musulmán y mujer.
Por eso mucho tiempo vivió en Paris y sus últimos 25 años de vida decidió pasarlos en México, donde adquirió la nacionalidad mexicana por naturalización.
Llegó a conocer tanto a nuestro país que decidió dejar como legado antes de morir este libro que fue la recopilación de más de 10 años de trabajo, pensamientos, ideas conferencias, etc.
Afirman que fue una maestra excepcional y durante su trayectoria:
- Se atrevió a criticar a los estudiantes del movimiento del 68 calificándolos de los más pobres del siglo XX en México
- No sucumbió ante los encantos del subcomandante Marcos
- Se atrevió a decir que el PRI también tenía algunas cosas buenas
- Era tan poco sociable y ostentosa que el mismo Germán Dehesa la describió como “una mujer que lo sabía todo, menos vivir”
EL Manual del Ciudadano Contemporáneo
La segunda grata sorpresa que me llevé fue la lectura de una de sus obras póstumas, ya que poco después de publicarla falleció, fue algo así como su legado a la humanidad.
El libro no es ligero y, desde mi punto de vista, ni siquiera lleva una relación secuencial de los temas.
El lenguaje no es sencillo y mucho menos sus conceptos, ya que cambia continuamente de época y de lugar, y por ser un libro dedicado al comportamiento e idiosincrasia del mexicano pero analizado desde una perspectiva profunda y académica.
No es fácil de digerir y hay que releer varias veces algunos conceptos para entender del todo lo que quiso expresar. Dicho sea de paso, su intención al escribirlo y publicarlo era que el lector lo entendiera porque así lo manifestó ella. No escribía ese manual para interiorizar o para ella misma, sino para los demás.
Empieza su libro con un capítulo denominado la razón porque afirmaba que el país sólo puede mejorar si los mexicanos usamos más nuestro cerebro para discernir y encontrar soluciones conjuntas a los problemas sociales.
Pero siempre usando el cerebro, el raciocinio, en otro de los capítulos habla de las pasiones como el motor que impulsa al ser humano a ser mejor y a realizar lo que se propone.
Más adelante menciona a la democracia, pero en su forma más pura, al estilo griego donde la palabra imperaba, pero con argumentos, no con demagogia.
Y cuando aborda los temas de las trampas, los valores y la educación surge la idea de seleccionar el tema para llevar a cabo este ensayo, ya que la corrupción en este país solo acabará con la educación, siempre y cuando ésta mejore y se enfoque en los valores y principios éticos y morales.
El capítulo final trata de la destrucción de las civilizaciones y se vienen a la mente datos como:
- La renuncia del papa
- La caída de un meteorito en Rusia
- Los terremotos en el 2017
- Huracanes e inundaciones.
Educación, ética y valores
En México cada vez se le da menos importancia a la Ética en los planes nacionales de estudios.
Si bien es cierto que en el 2004 el Secretario de Educación Lic. Reyes Tamez quiso que se incluyera en los planes nacionales de educación la asignatura de formación cívica y ética, con la intención de no fomentar la corrupción.
Analizando el plan de estudios 2011 de educación básica de la SEP (SEP, 2011) que consta de 93 páginas, se menciona la palabra Ética 27 veces de las cuales 21 son enunciativas como materia del plan de estudios.
La palabra corrupción o combate a la misma no aparece en todo el documento y la palabra valores aparece 49 veces, 29 de ellas enunciativa.
Las horas destinadas a la Ética en conjunto con el civismo son 2 semanales, las más bajas a la par de educación física y artística, que comparadas con las 12 de matemáticas u 8 de español, hacen una diferencia marcada.
En la educación secundaria es aún más profunda la diferencia, ya que en primer grado ni siquiera está incluida en el plan de estudios y en segundo y tercer ciclo se imparte 3 horas a la semana únicamente.
Siguiendo con la misma tónica, en el bachillerato solo hay Ética en primero y segundo semestres con 6 créditos y 48 horas en el semestre contra 10 créditos y 80 horas de matemáticas durante los seis semestres.
En el Bachillerato esta asignatura se incorporó al nivel medio superior en el ciclo 2009-2010 según consta en la fundamentación del programa de estudio Ética y valores I de la Dirección General de Bachillerato de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública. (DGB, 2010)
Menciona Sonia del Valle en un artículo en el Reforma que el Secretario de Educación Pública, en ese año, Alonso Lujambio, lanzó una convocatoria a la sociedad mexicana para "poner de moda" los valores éticos y democráticos y revertir el endeble tejido social.
"Nos indignan los malos, nos indignan profundamente los malos, pero más nos indignan los buenos que no hacen nada", dijo al dictar la conferencia magistral "Educación cívica y ética en el México del siglo 21", durante el primer día de trabajos del Encuentro "Educación y valores para la convivencia del siglo 21" llevado a cabo el 4 de abril de 2011 (Valle, 2004).
Sin embargo todos esos esfuerzos son y serán insuficientes mientras no haya una verdadera toma de conciencia por parte del Gobierno y un convencimiento pleno que es con valores, con Ética y con principios.
Y el medio de lograrlo debe ser desde la Educación y la enseñanza, ya que si nosotros crecimos en un medio que fomenta la corrupción todos los días y en todos los niveles, difícilmente podremos sustraernos a él y pretender enseñar a nuestros hijos a erradicarla.
Tristemente vivimos inmersos en ella, y estamos tan acostumbrados que no solo la vemos como algo normal, sino que en mayor o menor medida, todos la practicamos como un modus vivendi.
Lo que uno ve, lo aprende
Es triste ver cómo los niños empiezan a copiar exámenes y tareas desde la primaria. Más aún, cómo los padres lo celebran y aplauden, y cómo del enseñan a mentir a sus hijos respecto al porqué faltaron o porque no cumplieron con sus deberes.
La corrupción entonces se confunde con algo ingenioso, algo que desgraciadamente enorgullece a los padres. Y los maestros juegan un papel importantísimo en todo este enjambre de corruptelas y pequeñas trampas, ya que para evitarse problemas lo dejan pasar, bajan un punto y en muchas ocasiones fingen no verlo.
Luego entonces, el cambio no surgirá en un principio dentro del seno familiar, y en este caso la escuela debe ser el motor impulsor de este cambio.
Para que vaya permeando entre los niños y ellos serán quienes vayan impulsándolo en sus hogares, esta tendrá que ser una labor de más de una generación.
Porque los adultos no estamos preparados para aceptar que nuestros hijos nos digan que hacer o cómo comportarnos, sin embargo, el cambio se puede lograr poco a poco y con esfuerzo.
¿Quien pensaría décadas atrás que los alumnos tutearían a los maestros? ¿Quien podría imaginarse que gran parte de la investigación se llevaría a través del internet, y estos cambios, algunos para bien, otros par mal, se han dado en pocos años?